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¿Te animas al reto de ser una mamá emprendedora? Te cuento cómo lograrlo

Nunca pensé que abandonaría un trabajo exitoso en el que llegué a facturar miles de dólares.  
 
Pero nunca digas nunca jamás
 
El día en que lo hice tuve que afrontar el reto de empezar mi empresa desde cero.
 
Y fue muy atemorizante al inicio. Porque los resultados no llegan de la noche a la mañana. Toman tiempo.
 
Y ese tiempo es necesario para que se pueda gestar algo con éxito.
 
Desde entonces han transcurrido 6 años. ¿Quién lo creyera?
 
Si emprender en solitario es de por sí un reto, ¡imagínate cómo será emprender con un hijo o embarazada!
 
Esto no estaba en mis planes… Pero sucedió.
 
Y.. A lo hecho pecho, como decimos por acá.
 
Había que hacerle frente y salir airosa, mi papá no hubiese esperado nada menos.
 
Hace casi 10 años si estabas embarazada debías poner en stand by tu carrera. Si querías ser una mujer responsable con su futuro hijo.
 
Sumado a esto, tenía mucho miedo al que dirán.
 
Era una época en que era mal visto, emprende desde casa. Ahora parece impensable.
 
Pero … Tuve que hacerlo. Mi esposo había terminado su relación con un mal socio y en ese momento tenía que ver sí o sí opciones de salir adelante con un bebé en camino.
 
Así nació mi primer bebé: Triforza, una marca empresarial detrás de la que ocultaba mi marca personal.
 
Seguía sintiendo miedo en el corazón. Toc, toc.
 
Me di cuenta de que las personas conectaban conmigo, con mi forma de hablar, de enseñar y de servirlos.
 
Comencé a confiar en mí misma, con esos feedbacks positivos de mis primeros clientes.
 
Así nace y crece mi segundo bebé: Ligia Alvear Digital Strategist, una marca que tiene la misión de servir y de inspirar a otras mujeres a creer que es posible equilibrar una vida como mamá y mujer profesional.
 
Una marca que no oculta nada.
 
Una marca que no esconde que es mamá.
 
Una marca que más bien acepta que la mejor motivación es hacer las cosas bien y saber que está trabajando en crear una mejor calidad de vida para su familia.
 
Fue un viaje de vértigo.
 
Aprendí muchas cosas y una muy importante. Que las marcas son personas y que estas conectan con otras personas.
 
Y que si un día tu hijo llora en una conferencia o en un Zoom, pides disculpas, lo manejas y regresas con la cabeza en alto.
 
¿Por qué? Porque no dejaste de ser la gran profesional que eres por atender unos minutos a tu hijo, sino que llegas empoderada a seguir con tu reunión, a dar lo mejor de ti.
 
Al otro lado de la reunión hay también un profesional y persona que entenderá y la aplaudirá cómo lo estás manejando.
 
No te digo que va a ser fácil, solo te invito a pensar que es totalmente posible.
 
Tener durante el día un espacio para ellos es vital.
 
Que tu hijo te tenga a su lado durante el día no tiene precio, a diferencia de lo que vivimos generaciones anteriores.
 
¿Te animas al reto de ser una mamá emprendedora? Cuéntamelo.
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